Invocar al silencio, sin despertar al tiempo, surge gradualmente, como la apertura de una flor, la casa espera luz. Toda su transparencia se matiza con celosías y un tinglado de coigüe. Pulso constante. El interior se trabaja con tablero terciado, para allanar y definir el paso, generando galerías de luces toscas y curvas. La luz cenital marca el deshoje con el que se construye el gesto de la casa.